.... el caso es que el Crazy-patch no tiene nada de fácil ni de loco.
Esa aparente improvisación está calculada hasta el mínimo detalle.
Menos mal que con la ayuda de mi hijo que escogió los colores
y bajo su atenta dirección a la hora de distribuirlos,
así ha quedado su propio huevo dePascua.

Yo creo que el próximo ya será capaz de forrarlo él mismo
(los intentos de hoy no fueron satisfactorios al cien por cien...)
;-)